Queridos Reyes Magos,
Este año he sido muy buena, o al menos eso dicen
Papi y Mami. Es cierto que a veces he llorado más de la cuenta sólo para acabar
en los brazos de Mami o me he enfadado un poquito porque no quería acabar con
la última cucharada de ese plato de puré que normalmente tanto me gusta, pero, a pesar de esos momentos puntuales, la verdad es que yo también creo que me he
portado bastante bien.
Como ya sabréis, aunque estáis a miles
de kilómetros de aquí, el nuestro no ha sido un año sencillo. A nuestras
espaldas llevamos decenas de horas en consulta médicas y un par de operaciones
realizadas. Sin embargo, y a pesar de lo que eso pudiera suponer, mis Papis y
yo estamos tremendamente felices. Felices porque todas esas horas de espera en
los hospitales y médicos de medio Madrid nos han permitido conocer a otros
muchos niños y padres, que al igual que yo, hoy os estarán escribiendo una
carta pidiéndoos sus mejores deseos para mañana. Felices porque todas esas
consultas médicas han hecho que conozcamos a un montón de médic@s y enfermer@s,
todos ellos grandes profesionales y sobre todo, mejores personas. Y felices
porque todos los que están a mi alrededor han acabado el año con una sonrisa en
la boca. Una sonrisa de tranquilidad, al ver cómo hemos ido saltando cada obstáculo.
Una sonrisa de motivación, sabiendo que en este nuevo año también nos quedan
nuevos retos que afrontar y nuevas consultas médicas que visitar. Una sonrisa
de esperanza, soñando con que pronto todo esto acabe y podamos dejar atrás
todos los capítulos agridulces que hemos vivido, pero nunca sin olvidarnos de
ellos, porque de todo se aprende, y especialmente de los momentos difíciles.
Por eso es tan importante este Diario,
porque así en un futuro podremos echar la vista atrás y ver todos los
momentos por los que hemos pasado, recordando los buenos y los no tan buenos,
rememorando el sufriendo que hemos tenido, pero también la felicidad de
cada pequeño detalle. Esa es la finalidad de este Diario: demostrarnos a
nosotros mismos que a pesar de que al principio todo pueda parecer negro, al final
siempre sale el sol.
!Feliz Navidad! |
Desde hace unos días, cuando Mami me habló por
primera vez de vosotros y me explicó cual es vuestra misión cada noche del 5 de
enero, empecé a darle vueltas a aquello que me gustaría encontrar debajo
del árbol a la mañana siguiente. Y he de deciros que después de darle muchas
vueltas, sólo quiero pediros tres cosas, una a cada uno.
A ti Melchor, te pido una caja llena de
sonrisas. Quiero que cada uno de los días de este nuevo año tenga una sonrisa
para cada uno de nosotros. Quiero un montón de sonrisas, para poder repartirlas
entre todos aquellos que las necesitan, entre todos aquellos que me ayudan y me
quieren. Sonrisas, no sólo para mí, sino para todos los que me rodean. Porque
ellos también se las merecen.
A ti Gaspar, te pido una botellita llena de lágrimas.
Sí, lágrimas, porque llorar es también muy importante, tanto como sonreír. A
través de las lágrimas expresamos nuestras emociones y nuestros miedos. Te
prometo que yo guardaré todas y cada una de esas lágrimas con mucho cuidado,
sacándolas sólo cuando sea necesario. Te prometo repartirlas, especialmente en
los buenos momentos. Te prometo valorarlas, sabiendo lo importantes que son y
cuanto significan. Y te prometo derramarlas, pero sólo por aquello que verdaderamente importe.
Y a ti Baltasar, te pido lo más importante. Te
pido un saquito lleno de buenos momentos. Te prometo que yo me encargaré de
vivirlos con todos aquellos que estén a mí alrededor. Te prometo que los
repartiré entre mis padres, mi familia y todos aquellos que estén cerca de mí. Te
prometo que yo seré la responsable de sacarles todo el jugo necesario para
que merezcan la pena vivirlos. Te prometo que yo, con ayuda de todos, convertiré
esos buenos momentos en grandes recuerdos.
Si, tal vez esperaseis que tuviera una larga
lista de regalos con muchas muñecas e instrumentos musicales, pero con total
seguridad sé que todas esas cosas las dejaréis en casa de los abuelis,
de los abuelos y de los tíos.
Espero que tengáis en cuenta lo bien que me he
portado y lo valiente que he sido durante este año. Y si por cualquier motivo
no es posible que me traigáis todo eso, me conformaré con un poquito de cada
cosa.
Queridos Reyes Magos |
Muchas gracias queridos Reyes Magos.
Nos vemos al año que viene.
Os quiero, Ariadna.
PD: encima de la mesa os dejamos un
poquito de roscón y unas copas con vino dulce para que podáis refrescaros después
de tan largo viaje. ¡Ah! ¡Y no os olvidéis de cerrar la ventana cuando os vayáis!