jueves, 9 de octubre de 2014

¿NIÑO O NIÑA?

Y es que claro, después de tanto tiempo, una pregunta rondaba mi cabeza: ¿Seré niño o niña? Probablemente no tenga relevancia, y realmente yo no le daba importancia, pero claro, de tanto oír como la gente la preguntaba a Mami y a Papi por mi sexo, pues uno al final se acaba haciendo la misma pregunta.

Por lo que le había estado oyendo durante estas últimas semanas, Papi parecía preferir que fuera un niño, por aquello de jugar al fútbol y poder llevarme al estadio los domingos para ver al Real Madrid. Incluso, un día le oí decir:

- Yo prefiero que sea niño. Que si es niña, cuando empiece a tener unos años voy a tener que controlar con quien sale y con quien viene a casa. ¡Un niño!

Mami, por otro lado, siempre era más imparcial de cara al resto de la gente, aunque en el interior, creo que también se decantaba más por un pequeño Fernandito.

Desde el principio he oído decir a todos que “los niños son de las mamás y las niñas de los papás”. Tal vez sea porque las madres adoran tener pequeños hombrecitos que las protegen y ayudan cuando es necesario, siendo más indulgentes con ellos que los padres, que al verlos como iguales tienden a ser más duros. Igualmente, los padres disfrutan más viendo a sus pequeñas princesas reír, jugar, bailar, etc, siendo también más permisivos con sus hijas que las propias madres. No obstante, a mi todo esto me parece una chorrada: ¡pienso ser de los dos!

El resto de la familia (ya llegará el momento en el que os la presente, no seáis impacientes) también se inclinaban más por un niño, excepto los tíos Irene y Jorge y la abueli Mª Jesús, que siempre que salía el tema afirmaban:

- ¡Va a ser una niña! ¡Dejar de decir que es niño porque no tenéis ni idea! Con lo mona que va a ir la nena cuando nazca. ¡Vestiditos rosas y lacitos!

Pues bien, llegado el gran día, nos fuimos los tres (Papi, Mami y yo) a la clínica para que nos hicieran una ecografía y salir de dudas. Después de esperar un ratito en la sala de espera, llamaron a Mamá para que pasase a la consulta.

Tras pedirla que se levantase la camiseta, la echaron un gel frío por la barriguita y empezaron el proceso de investigación. Yo llevaba días oyendo hablar de la prueba, de cómo iban a mirarme, de lo que esperaban encontrar, así que recibí a la doctora con la mejor de mis sonrisas.

Después de un ratito observando todas mis intimidades, llegó el veredicto. La doctora miró a mis papis, los cuales ya tenían la primera lágrima preparada en sus ojos y les dijo:

- ¡Enhorabuena! Es una niña.

¿¿CÓMO?? ¡¡Un momento!! ¡¡No puede ser!! Resulta que llevo todo este tiempo hablando de mí en género masculino y ahora resulta que soy ¡NIÑA! ¿Cómo no me había dado cuenta antes? ¡Que desastre madre mía! 

- ¡Que alguien le diga a la doctora que coja de nuevo ese aparato y siga buscando! Lo mismo es que no ha buscado bien o no sabe dónde mirar! - Pero que estoy diciendo... ¡claro que sabe dónde mirar! ¡Para eso es la doctora y ha estudiado un montón de años! - ¡Ya verás que sorpresa se van a llevar todos cuando les contemos que soy niña!


De ahora en adelante me tocaba cambiar el chip, empezar a sentir la A como parte de mi vida y el rosa como color predominante en mi futura ropa.
!Mi primer selfie!

PD: Algún día tendré que preguntarles a los tíos y a la abueli porqué ellos tenían tan claro que iba a ser niña… lo mismo es que también eran médicos o simplemente un poco adivinos.